Los perezosos vivientes son mamíferos de movimientos lentos
que habitan colgados de las ramas de los árboles en bosques y selvas de
Sudamérica. Sin embargo, hace unos 10.000 años antes del presente existieron en
nuestras pampas perezosos terrestres de tamaños colosales, que en su mayoría
superaban los 500 kilogramos de peso. Tenían una larga lengua y labios muy
móviles con los que seleccionaban las plantas que eran parte de su dieta.
Estos perezosos estaban dotados de grandes garras con las
que se defendían de los carnívoros de la época, como ser el tigre dientes de
sable y el oso de las pampas.
Sin lugar a dudas el más espectacular de los perezosos
terrestres fue el Megatherium americanum. Fue el mayor de su linaje, alcanzaba
los cinco metros de longitud y un peso que rondaba entre cinco y seis
toneladas.
Sin embargo, entre los gigantes megaterios existió una
especie más pequeña, conocida como Megatherium filholi. Esta especie fue descubierta
por primera vez por el Perito Francisco P. Moreno en el año 1888, y desde
entonces quedó olvidada por la mayoría de los investigadores.
Hasta que recientemente -transcurridos desde entonces 130
años- naturalistas de campo del Museo Municipal Punta Hermengo de la ciudad de
Miramar (provincia de Buenos Aires) rescataron los restos de esta especie
hallada en sedimentos cercanos a la localidad de Mar del Sud, unos 15 km al sur
de la primera. Los mismos fueron estudiados por un equipo de investigadores de
la Fundación Azara, la Universidad Maimónides, el Museo Argentino de Ciencias
Naturales Bernardino Rivadavia, el Centro de Investigaciones Científicas y
Transferencia de Tecnología a la Producción de Entre Ríos, el Museo Municipal
Punta Hermengo y el CONICET. En este estudio los autores descubrieron que
Megatherium filholi era mucho más pequeño que sus parientes cercanos, no
sobrepasaba los tres metros de longitud (un tamaño pequeño para un megaterio) y
la tonelada de peso. El estudio fue publicado en la revista especializada Neues
Jahrbuch für Geologie und Paläontologie - Abhandlungen ( Nuevo Anuario
de Geología y Paleontología – Ensayos) de Alemania.
Si uno recorre las barrancas de la costa balnearia entre las
ciudades de Mar del Plata y Miramar es posible cruzarse con grandes cuevas de
hasta dos metros de diámetro que desembocan en la playa. Estas cavernas,
muestran en sus paredes las marcas de las garras que dejaron los perezosos
gigantes que habitaron la región hace más de 10.000 años. Es muy posible que
estos grandes perezosos las habrían utilizado para refugiarse o hibernar en los
crudos inviernos de aquel entonces. Por lo tanto, este “pequeño” Megaterio pudo
haber sido uno de los animales que las produjeron.
El hallazgo de Megatherium filholi muestra que aún conocemos
poco sobre la fauna extinta pampeana y que aún hay muchos actores que faltan
por descubrir.
Debido a este y otros importantes descubrimientos
paleontológicos recientes, como el hallazgo de las huellas de un tigre dientes
de sable, la Municipalidad de General Alvarado y la Fundación Azara planifican
construir un nuevo Museo de Ciencias Naturales en la localidad, a partir del
área de la respectiva temática que hoy tiene el Museo Municipal Punta Hermengo.