Sala IV. Paleontología. Perezosos Gigantes,
Gliptodontes y Dasipodidos. Sala homenaje al Dr Rosendo Pascual.
Los armadillos, osos hormigueros y perezosos actuales
pertenecen al grupo de los xenartros. La palabra xenartro, que significa
articulación extraña, hace referencia a una articulación suplementaria que
existe entre las vértebras de estos mamíferos. A su vez el nombre de edentados,
como se denomina también a este grupo, tiene su origen en la reducción del
número de dientes, que llega a ser total en el oso hormiguero. También se
caracterizan por la falta de esmalte en sus dientes, con excepción de algunas
formas primitivas. Los xenartros pilosos o tardígrados se caracterizan por
poseer el cuerpo cubierto de un espeso pelo, sin una armadura como en los
cingulados, aunque en algunas formas fósiles había un escudo óseo entre la
piel. Los perezosos vivientes son mamíferos herbívoros de movimientos lentos
que habitan en los árboles de los tupidos bosques y selvas de América del Sur y
Central. Son muy distintos de sus parientes fósiles pampeanos, que eran de
tamaños colosales y movimientos más ágiles.
Perezosos Gigantes Extintos; En la sala del Museo de
Ciencias Naturales de Miramar, se exhiben algunos de los centenares de restos
fósiles de estos gigantes. Los "Pilosa" (Perezosos) en la
actualidad se encuentran representados por mamíferos pequeños y medianos, como
osos hormigueros y perezosos de tres dedos, que pasan la mayor parte de su
tiempo colgados en los árboles, moviéndose en forma muy lenta, debido a su bajo
metabolismo, pero en el Pleistoceno habitaron en nuestro territorio formas
gigantescas.
El Megatherium americanum, sin ninguna dudas fue el mamífero terrestre prehistórico más grande de la región pampeana y en el Pleistoceno sudamericano. Superaba los 4,5 metros de altura cuando se paraba sobre sus patas traseras y con su larga y robusta cola formando una especie de "trípode" permitiéndole llegar de esta forma a las hojas de los árboles y tener un mejor panorama de todo su alrededor. El peso estimado de esta especie es de 5 toneladas, algo así como dos elefantes. Su cuerpo estaba recubierto por una fuerte pelambre. Sus patas delanteras eran largas y fuertes, acompañadas por cuatro garras, lo que le permitía acceder de mejor manera a los vegetales que formaban parte de su dieta. En la sala del Museo de Miramar se pueden observar un cráneo muy completo y un voluminoso fémur, mientras en las colecciones se resguardan numerosos restos.
El Lestodon arnatus, es el segundo perezoso de
mayor tamaño. Aunque resientes restos fósiles hallados cerca del muelle de
pescadores e nuestra ciudad, demuestra la existencia de grandes individuos, con
talla similar o tal vez superior al anterior. El Lestodonte, al igual que sus
parientes era un herbívoro, el cual recogía su comida a orillas de los pantanos
o cauces fluviales. Medían aproximadamente unos 4 metros de longitud. Su
cráneo tenia una región rostral muy ensanchada. Los huesos de sus miembros eran
grandes y gruesos. Su dentición era simple, pero resaltan hacia afuera de la
boca unos caniformes muy grandes, lo que se convertía en una defensa contra los
posibles depredadores. Su masa estimada es de 2,5 toneladas.
El Catonyx tarijensis, fue otro extraño
perezoso gran tamaño y hábitos terrestres, corpulento, con cabeza
grande y una cola larga y pesada. Los pies largos y con garras envueltas hacia
adentro al igual que los otros Pilosa ya descriptos, por lo tanto caminaba
apoyando sus nudillos. Es probable que pudiera ponerse en dos patas y mantener
el equilibrio con la cola, utilizando sus garras para llevarse el alimento a la
boca. Tenía 3.5 metros de largo y 1,7 de alto. Su masa estimada fue de una
tonelada y su extinción ocurrió durante el Holoceno medio, hace 8 mil años
antes del presente. Su cuerpo estaba cubierto por una espesa y densa pelambre y
embebidos en la piel se encontraba un gran número de huesillos (osteodermos),
en forma y tamaño variables, generalmente superiores a un centímetro de
diámetro. En nuestro Museo se exhibe un gran cráneo.
El Scelidotherium leptocephalum, era de tamaño menor y del grupo de los Xenarthros (perezosos), fueron los mamíferos más comunes del paisaje en e Pleistoceno, ya que sus restos fósiles son muy abundantes en los depósitos sedimentarios de este periodo. Tenía 1,7 metros de alto y 3,5 de largo. Su peso estimado es de una tonelada. El cráneo es alargado, bajo y estrecho, con un rostro proyectado hacia adelante. Su alimentación consistía de vegetales que hallaba en áreas secas. En el año 2002 se halló en Miramar una paleocueva con galerías, dos cámaras y garras marcadas en paredes y techos. Su extensión supera los 26 metros de largo y un diámetro que llegaba al 1,90 metros, y se podía observar su antigua conexión con la superficie. Así mismo, en 2004, personal de este Museo, recupero en la localidad de Mar del Sud (15 kilómetros de Miramar) el esqueleto de un adulto, abrazando a un juvenil. La hipótesis, es que se trata de una hembra junto a su cría y que murieron en su madriguera hace más de 100 mil años antes del presente. En este museo se conservan decenas de restos de Celidoterio, mientras que en exhibición se pueden observar un cráneo y manos completas, y el la sala cinco, se expone un esqueleto completo.
Los Gliptodontes: Es tal vez la familia extinguida mas
popular de todos los mamíferos fósiles, cuyo nombre significa "diente
tallado" (alude a la compleja forma de sus dientes). La característica
principal de este grupo es su coraza, la cual no poseía bandas móviles como los
armadillos actuales, lo que limitaba sus movimientos, formadas por placas óseas
circulares e irregulares que embonaban como un mosaico. Patas cortas y
robustas. Su origen se remonta al Eoceno, hace 45 millones de años, pero recién
al final del Plioceno y durante todo el Pleistoceno tuvieron una gran diversidad,
formas y tamaños. Al parecer no se alimentaban de hormigas como sus parientes
modernos, sino de pastos y otras plantas duras. Se conocen alrededor de 65
especies de , los cuales presentan tres formas fundamentales, que se explican
en la Sala del Museo.
El Neosclerocalytus ornatus, fue la más pequeña de
todas las especies de los Gliptodontes que habitaron en América del Sur. Tenía
un caparazón alargado y bajo, con placas fáciles de identificar por el
predominio en su diseño de la figura central sobre las periféricas. Su cabeza
estaba protegida por un escudete óseo y su cola recubierta por cuatro anillos
móviles y un tubo largo y cilíndrico, capaz de ser usado como arma. En las
colecciones del Museo de Ciencias Naturales de Miramar resguardamos una amplia
variedad de restos, e incluso una especie única.
El Glyptodon cavipes, tenía 3,5 metros de largo y 1,4 de alto. Su cráneo estaba protegido por una coraza cefálica. Su coraza ósea no tenía anillos móviles, cuya características es propia de esta familia de mamíferos desaparecidos. El tamaño de este caparazón es de unos 2,5 metros de largo por 2 metros de ancho, cuyas placas engrosadas entre si varían de 1 a 7 centímetros de diámetro, las cuales son fáciles de identificar por su forma de "flor". Su cola carecía del anquilosamiento de los anillos terminales en forma de tubo descritos en los otros géneros. Esta se encuentra formada por una serie de anillos móviles de diámetro decreciente, conformada por unos siete anillos con placas de forma relativamente grotesca y en punta. El Museo de Miramar posee tres corazas y numerosos restos de Glyptodon. En la sala de exhibición numero Cinco se encuentra un esqueleto de este género, mientras en la cuatro se exhiben varios restos y una cola completa.
El Doedicurus tuberculatus, fue la especie de mayor
tamaño dentro de la familia de los Gliptodontes. Tenía 4,3 metros de largo y 2
metros de alto. La coraza tiene una forma muy particular, presentando una
especie de joroba en su parte más alta, con placas más laxamente unidas que en
otros parientes de la época. Su cola estaba formada por cuatro anillos, un tubo
cilíndrico de un metro de largo y en su término poseía una masa ósea con púas
córneas, convirtiéndose en una técnica de defensa contra los habituales
depredadores. Sus extremidades son sorprendentemente robustas y su columna y
cadera se encuentran soldadas al caparazón del animal. Se alimentaría al igual
que otros de sus parientes de pastos cortos y de zonas semi-aridas. Su masa
estimada en vida es de 2 toneladas.
Los Dasipodidos o armadillos; es una familia que agrupa a animales cuyos cuerpos se hallan protegidos por una coraza ósea y placas dérmicas, la que se divide en dos partes, una la coraza escapular y la otra la coraza pélvica, separadas por varias bandas móviles que varían en su cantidad según la especie. En la actualidad se encuentran representados por mamíferos de pequeño tamaño como los peludos y las mulitas, o el Tatu Carreta como máximo exponente. Durante la era Cuaternario vivió una mulita gigante llamada Pampatherium typum, cuyo nombre significa "bestia de la pampa". Es probable que su peso fuese de unos 225 kilogramos y superaba los 2,5 metros de longitud.
El Chaetophractus sp fue un armadillo
fósil emparentado con el mismo género viviente (el peludo pampeano). El origen
de la presente estirpe es sudamericano, cuyos restos fósiles de sus antecesores
corresponden al Eoceno, es decir, hace unos 45 millones de años antes del
presente, pero al restablecerse la unión de ambas Américas, este género se desplaza
hasta la parte media de Norteamérica. Era un armadillo acorazado. La
armadura de este animal estaba constituida por un mosaico de pequeñas placas
óseas que se desarrollan en la capa inferior de la piel o dermis, y están
recubiertas de epidermis córnea. Constituye un sistema de protección contra los
depredadores; y en este género estaba protegida incluso la cola. Las placas
formaban un escudo de una sola pieza sobre los hombros y otro sobre los cuartos
traseros. Restos fósiles de este y otros géneros morfológicamente similares son
hallados con frecuencia en los afloramientos sedimentarios correspondientes al
Plioceno y Pleistoceno de Miramar.
El Eutatus seguini fue tal vez el último de los armadillos gigantes. Su registro fosilífero abarca desde el Pleistoceno inferior (2 millones de años) hasta el Holoceno temprano ( 8 mil años), encontrándose en algunos casos, asociados a restos óseos de otros animales por actividad antropica, es decir, que han presentado manipulación por antiguos grupos humanos. Al igual que los armadillos, posee un escudete de placas óseas en su cráneo, conocido también como escudete cefálico. Su coraza dorsal es robusta, y poseía unas 33 bandas móviles que cubrían las dos terceras partes del caparazón. En cada mandíbula poseía de 9 a 10 dientes, los cuales utilizaba para comer carne en descomposición, huevos, larvas, caracoles y algunos tallos. Construían grandes galerías subterráneas, con cámaras amplias para proteger sus crías. Su cráneo era alargado. Sus patas eran cortas y robustas, protegidas por unas enormes falanges ungueales o garras, las cuales, eran justamente utilizadas para cavar. En el Museo de Ciencias Naturales de Miramar posee un ejemplar con varios restos de sus esqueletos, y otros ejemplares aislados.
SALA 5 - Paleontología. Intercambio Faunistico Americano. Sala
homenaje al Dr Eduardo Tonni.
Las mismas se encuentran constituidas principalmente por
restos de grandes mamíferos, aves, reptiles entre otros, que vivieron en el
Partido de General Alvarado en los últimos 4 millones de años, que proceden de
los afloramientos geológicos marítimos de la zona. Aquí ofrecemos información
de algunas de las piezas exhibidos o resguardadas en nuestra institución. Los
mismos poseen una larga fama desde principios del siglo XX.
En sala confluye la presencia de la fauna autóctona de
Sudamérica con aquellos llegados desde el Norteamérica en un importante
intercambio faunistico sin precedentes.
El gran Intercambio Biótico Americano
Fue el suceso que acaeció durante los últimos 3
millones de años, cuando se restableciera la unión de
Sudamérica con el resto del continente. Este evento geológico
posibilito que la fauna de América del sur se desplazara hacia
el hemisferio norte, y la de este, hacia hemisferio sur.
Así fue que hacia el norte se movilizaron los grandes Gliptodontes, Megaterios, Toxodontes etc. en tanto que los emigrantes del norte llegaron a nuestras tierras fueron los Cervidos, Mastodontes, caballos, camelidos y carnívoros como lobos, osos y tigres dientes de sable entre otros.
El impacto de este fluido intercambio trajo
aparejadas consecuencia dramáticas, como la competencia por los
nichos ecológicos, la falta de readaptación, enfermedades etc,
logrando la disminución de especies autóctonas, algunas llevadas a la
extinción.
CARNÍVOROS: Hace unos 3 millones de años, América del Sur se
une con América del Norte. Del norte hacia el sur, vinieron sorprendentes
animales. Entre ellos, el oso de cara corta Arctotherium latidens, distintos
felinos extintos y vivientes, canidos hipercarnivoros de gran tamaño, e incluso
uno de los primeros carnívoros en ingresar a Sudamérica, llamado Cyonasua,
emparentado con los coatíes. De este ultimo se conserva un esqueleto muy
completo en la colección del museo.
El tigre dientes de sable fue uno de los grandes triunfos evolutivos de los mamíferos depredadores. Smilodon significa “dientes de sable”, característica que evidencia su acentuada especialización en la cacería de presas grandes, como el megaterio y el mastodonte, enormes mamíferos hoy desaparecidos.
El Smilodon superaba el peso y tamaño que el león actual; sin embargo, sus proporciones corporales diferían de las de cualquier félido moderno. Las extremidades posteriores del Smilodon populator eran más cortas y robustas, su cuello proporcionalmente más largo, y el lomo más corto. La extraordinaria peligrosidad de este félido se debía al gran desarrollo de la parte anterior de su cuerpo y al tamaño asombroso de sus caninos superiores, que llegaban a sobresalir más de quince centímetros. Todo su cuerpo tenía una estructura poderosa y los músculos de los hombros y del cuello estaban dispuestos de tal manera que su enorme cabeza podía lanzarse hacia abajo con gran fuerza. Las mandíbulas se abrían formando un ángulo de más de 120 grados, permitiendo que el par de los inmensos dientes de sable que tenía en el maxilar superior se pudiera clavar en sus víctimas. En la sala del Museo, se expone un increíble esqueleto de Smilodon populator.
El dientes de sable que homenajea a Miramar.
En el año 2015,
Mariano Magnussen del Museo de Ciencias Naturales de Miramar, descubrió
un sitio paleoicnologico en esa ciudad. Se identificaron las pisadas de un gran
tigre dientes de sable, las cuales fueron recuperadas junto a Daniel Boh,
de la misma institución. Recientemente (2018) se presentó esta nueva
icnoespecie como Felipeda miramarensis, únicas en el mundo.
El Notiomastodon platensis, era un megamamifero que
emigro desde el norte en "El gran cambio biótico Americano",
encontrando en América del sur un nuevo lugar para expandirse. Fue un
Proboscideo (que posee trompa) al igual que el extinto Mamut y el actual
elefante. Era herbívoro y llegaron a tener una masa corporal de 3,5 toneladas y
unos 4 metros de altura. Habitaron lugares abiertos y pantanosos, donde sus
huesos se iban incorporando al sedimento a medida que morían. Los hallazgos de
restos fósiles de antiguos elefantes son algo escasos. Se ha
inferido para este taxón una marcada preferencia por climas de tipo templado
cálido y hábitats de zonas abiertas o sabanas arboladas. Estos taxones habrían
estado adaptados principalmente a ambientes templado cálidos de altura,
alimentándose de especies vegetales arbustivas. En la exhibición de
nuestro museo, l visitante puede ver restos de mandíbulas, fémur, colmillos y
molares.
El Hippidion principale, era un primitivo caballo, el cual se extinguió poco antes de la llegada de los primeros colonos sin dejar representantes vivientes, siendo reemplazado por el caballo europeo. Era similar a las cebras de África, pero algo más bajo y rechoncho, con extremidades cortas. Su cráneo presenta unos huesos nasales algo alargado y pronunciado que las formas vivientes. Por otro lado, es notable la conformación de las extremidades, proporcionalmente cortas y anchas, que le confieren al animal un aspecto macizo. Su peso pudo ser de 400 kilos. Las características adaptativas de la parte distal de las extremidades de Hippidion pueden ser indicadores de distintos tipos de suelo y vegetación. El hábitat de Hippidion debería corresponder a un bosque húmedo y suelo blando. Los Equidos de América del sur se han extinguido totalmente. En el museo se resguardan distintos restos fósiles, y en exhibición se muestran un cráneo muy completo con mandíbula.
El Hemiauchenia paradoxa, era semejante a la de una
llama o guanaco contemporáneo, pero su altura superaba la de un camello
viviente de Asia y África, unos 2,5 metros aproximadamente. Se alimentaba
principalmente del pastoreo. En los tiempos prehistóricos, las llamas y los
guanacos no estaban restringidos a su presente distribución andino-patagónica,
y eran habitantes frecuentes de nuestras praderas. Es un camélido oriundo de
América del norte que llego a nuestras praderas hace más de 1,5 millones de
años.
El Morenelaphus brachiceros, pertenece a la familia Cervidae, que ingresó a América del Sur durante el gran intercambio biótico (límite Plio-Pleistoceno). Este grupo sufrió una rápida radiación durante el Pleistoceno, aumentando su diversidad hace 1 millón de años, situación que se manifiesta en la presencia de diversos géneros, tanto actuales como extintos. Tenía cuernos muy robustos, cilíndricos y achatados, longitudinalmente arqueados y en forma de "s" terminado en tres puntas muy filosas, ideales para la defensa. Su alimentación y comportamiento no habrá sido muy diferente a los ejemplares actuales. En la actualidad los descubrimientos de estos mamíferos se realizaron en abundancia en la localidad fosilífera de Centinela del Mar a unos 45 kilómetros de la ciudad de Miramar, donde se halla un enorme médano "fósil" con una antigüedad estimada de 200 mil años antes del presente.
En la actualidad los descubrimientos de estos mamíferos se realizaron en abundancia en la localidad fosilífera de Centinela del Mar a unos 45 kilómetros de la ciudad de Miramar, donde se halla un enorme médano "fósil" con una antigüedad estimada de 200 mil años antes del presente.
El Platygonus es un género extinto de pecaríes
herbívoros de la familia de los tayasúidos, que fue un endémico de Norteamérica
del periodo Mioceno al Pleistoceno, ingresando durante el Plioceno a
Sudamérica, conquistando ambientes abiertos y de pastizales. Era un animal
gregario y, como los modernos pecaríes, posiblemente se movía en grupos. Mayor
que los actuales pecaríes, con cerca de 1 metro de longitud corporal, y poseía
largas patas, permitiéndole correr rápidamente. También tenía un hocico similar
al de un cerdo y largos colmillos que probablemente usaba para defenderse de
los depredadores. Tenía un complejo sistema digestivo, similar al de los
actuales rumiantes.
La gran extinción de la Megafauna.
Hace unos 10.00o años desaparecieron para siempre de estas tierras perezosos
terrestres gigantes, gliptodontes, toxodontes, macrauquenias, mastodontes,
tigres dientes de sable, osos y caballos americanos.
En esa época las grandes planicies secas y arbustivas se fueron reemplazando
paulatinamente por vegetación más verde y por pastizales. El clima fue
tornándose cada vez más húmedo y cálido. Y es en este momento, en el que
arribaron los primeros humanos.
¿Porque se extinguieron?
Varias teorías han atribuido la extinción a la caza por parte de tos primeros
americanos, el cambio climático algunas enfermedades, entre otros motivos.
SALA 6 – Arqueología. Los
primeros grupos humanos en nuestra región.
La misma se
encuentran constituida principalmente por restos culturales y evidencia de
primitiva vida humana y de grupos originarios en el Partido de General Alvarado
de los últimos 8 mil años antes del presente. Aquí ofrecemos información de
algunas de las piezas exhibidos o resguardadas en nuestra institución. Los
mismos poseen una larga fama desde principios del siglo XX.
¿Que es la Arqueología? La arqueología es la ciencia que estudia el pasado del
Hombre, por miedo de los cambios que se producen desde las sociedades antiguas
hasta las actuales, a través de restos materiales dispersos en la geografía y
conservados a través del tiempo. La arqueología puede considerarse tanto una
ciencia social como una rama de las humanidades. Imagen: Sitio Arqueológico
Nutria Mansa.
Cuando llegaron los primeros seres humanos a América?
Gracias a
las investigaciones arqueológicas hoy en día sabemos que los primeros
pobladores del continente americano arribaron desde Asia hace más de 14.000
años, cuando descendió el nivel del mar en todo el mundo y emergió un puente
terrestre que conectó ambos continentes.
El Hombre
convivió con la Megafauna?
El
arqueólogo Gustavo Politis descubrió huesos de megaterio en un sitio
arqueológico de la provincia de Buenos Aires.
Los
huesos presentaban marcas de cortes y una fractura producto de un golpe contra
un yunque. Son evidencias que apoyan la teoría que los seres humanos llegaron a
América después de la última glaciación. Son la señal humana más antigua de los
primeros cazadores-recolectores en nuestras pampas y una clara evidencia de que
nuestra especie convivió con la megafauna.
El Hombre
fósil de Miramar.
Investigaciones
arqueológicas en Miramar constituyeron un punto de gran interés par
comunidad científica de fines del siglo XIX primeras décadas del siglo XX. Este
interés estaba vinculado con establecer la antigüedad de las poblaciones
humanas en el continente americano.
Florentino Ameghino, basado en los hallazgos de Miramar y de otros puntos de la costa bonaerense, propuso que el origen de la humanidad había sido en nuestras pampas. El sabio argentino analizó restos humanos hallados en Miramar para sostener parte de sus ideas, incluyendo un cráneo que asignó a la especie Homo pampaeus.
Con el
correr de los años los arqueólogos demostraron que las ideas propuestas por
Florentino Ameghino y sus seguidores respecto a la antigüedad de los seres
humanos en nuestras pampas no eran correctas.
En varios
de los hallazgos analizados no se encontraban en su contexto original o incluso
algunos quedaron bajo una fuerte sospecha de fraude científico por parte de sus
colectores. Otras ideas de Florentino Ameghino sobre a la coexistencia de
nuestra especie con la megafauna extinta en América del Sur han sido
corroboradas en tiempos recientes.
Homo
pampaeus.
El cráneo
que Florentino Ameghino que asigno a la especie Homo pampaeus
corresponde en realidad a nuestra misma especie Horno sapiens. Si
bien resultó ser más moderno que lo supuesto por Florentino Ameghino, fechados
recientes indican que tiene una antigüedad superior a los 7.000 años.
Los restos humanos de "La Tigra". Se recrea el hallazgo de los restos humanos del Arroyo La Tigra de Mar del Sud, próximo a nuestra ciudad, hallados en 1888. En 1909, Ameghino denomina a estos restos como “Homo pampeus” Hoy sabemos que los restos corresponden a un masculino de mediana edad con un cráneo deformado artificialmente por cuestiones culturales.