Utilizamos como ejemplo, un perezoso gigante extinto, llamado Lestodon para ilustrar como un organismo se convierte en fósil, al menos en nuestro región.
1- El Lestodon, vivió en el Pleistoceno de América del
Sur (últimos 2 millones de años). Fue un perezoso gigante de unos cuatro metros,
dotado de grandes garras y un cráneo grande, largo y macizo, con una mandíbula
inferior en forma de pala. En Miramar, cerca del ingreso al bosque del Vivero,
hemos recuperado de lo que fuera un extinto pantano, al menos, cuatro restos
esqueletarios de este gigante, que fueron arrastrados por la corriente y
depositados en las playas del mismo, justamente, en donde encontramos las
huellas de Felipeda miramarensis, el tigre dientes de sable.
2- Al morir el Lestodon, sus partes blandas se
descompusieron o fueron devoradas por los animales carroñeros.
3- El esqueleto o los huesos desarticulados fueron cubiertos
por los sedimentos, como la arena y el lodo. Estos sedimentos, producto de la
erosión o desgaste de rocas preexistentes, sirvieron de protección, evitando
que los huesos se desintegraran por otros animales o por cuestiones ambientales
o climáticas.
4- Los minerales, que se encontraban formando parte de los
sedimentos, fueron disueltos por el agua de lluvia o de alguna fuente cercana
al lugar donde murió el perezoso gigante. Al evaporarse el agua, los minerales
se precipitaron en los huecos del tejido esponjoso y los endurecieron,
permitiendo así su preservación. Este proceso se conoce como permineralización.
Otra posibilidad es que los minerales disueltos hayan sustituido la estructura
ósea de este mamífero, conservando los huesos mediante un proceso conocido como
reemplazamiento o mineralización.
5- Finalmente, las rocas que contienen los fósiles son
erosionadas o plegadas, quedando los vestigios al descubierto y siendo
localizados por los paleontólogos, quienes buscan en las diferentes rocas
sedimentarias los indicios de la vida en el pasado: los fósiles.
6- Posteriormente los recuperamos en trabajos realizados por técnicos especializados y
trasladados al laboratorio Paleontológico del Museo de Ciencias Naturales de
Miramar, para ser preparados y conservados en las colecciones institucionales, para
ser incorporados al patrimonio nacional como marca la ley, y posteriormente
estudiados en conjunto con grupos interdisciplinarios de investigadores de la Fundación
Azara, Museo Argentino de Ciencias Naturales, Conicet, Universidad Maimonides entre
otros.
Esta magnífica ilustración fue realizada por Daniel Boh, y
se encuentra en los paneles explicativos de la Sala 2, del Plioceno local, en
el Museo de Ciencias Naturales de Miramar.
Mas info en http://www.museodemiramar.com.ar/museodemiramar/naturales/principal.htm