Los camélidos fósiles se encuentran entre los mamíferos que
llegaron a Sudamérica hace unos 3 millones de años, durante el intercambio
faunísticos. Había algunos del tamaño del guanaco actual, pero otros como Hemiauchenia
paradoxa eran gigantes, cuyos restos hemos hallado en Miramar y Partido de
General Alvarado.
En los últimos 700 mil años, las llamas y los guanacos no
estaban restringidos a su presente distribución andino-patagónica, y eran
habitantes frecuentes de nuestras praderas bonaerenses.
Hemiauchenia o Paleolama, fueron camélidos oriundos de
América del norte. El registro más primitivo de la familia Camelidae,
corresponde al Plioceno de Barranca los Lobos, entre las ciudades de Mar del
Plata y Miramar, aunque se reportaron otros restos de mayor antiguedad en las
inmediaciones de la localidad de Olavarria.
Su apariencia era semejante a la de una llama o guanaco actual,
pero su altura supera la de un camello viviente de Asia y África, con unos 2,5 metros aproximadamente. Su peso
estimado es de una tonelada. Se
alimentaba principalmente del pastoreo y sus restos son muy abundantes en la
Provincia de Buenos Aires hasta hace unos 8 mil años, quedando reemplazados por
los géneros vivientes, los cuales después del siglo XVII desaparecieron completamente
de la región pampeana, sobreviviendo en las estepas patagónicas.
Lama guanicoe fue de menor tamaño y es el guanaco
actual, cuyos restos fósiles son conocidos desde el Pleistoceno por Lama
gracilis. Los restos de Hemiauchenia, se han colectado en Sudamérica
desde Bolivia, hasta el sur de la Patagonia, incluyendo Chile, Uruguay, y
Argentina.
Los fósiles que se encuentran exhibidos en la sala número
cinco del Museo de Ciencias Naturales de Miramar, fueron hallados por la
familia López, cerca de Centinela del Mar. La ilustración fue realizada por
Daniel Boh.