Gracias al aviso dado por el pescador local “Ruso” Giménez
al Director del Museo Municipal de Ciencias Naturales de Miramar, Museólogo
Daniel Boh, se pudo rescatar un interesante cantidad de restos óseos
pertenecientes a un gran perezoso prehistórico.
Esto ocurrió en
los acantilados frente al Vivero y Bosque Florentino Ameghino de esa ciudad, en
estratos que podrían ser del Pleistoceno tardío, quizás de unos 100.000 años de
antigüedad. El descubrimiento se debió a que el espécimen estaba ubicado
en un sitio usado habitualmente por los pescadores locales y al observar unas
formas de las que se dio cuenta que no eran piedras o toscas se puso en
contacto con el museo.
Si bien es usual
el hallazgo de fósiles en estos acantilados, los cuales fueron estudiados por
el mismo Florentino Ameghino desde hace más de 100 años, aún siguen apareciendo
algunas novedades. En este caso en particular se han hallado junto a los
restos óseos, centenares de pequeños huesitos del tamaño de garbanzos, los
cuales formaron un escudo flexible debajo de la piel de estos animales, que los
defendía de los predadores o de sus propios congéneres, ya que estaban
provistos de grandes y agudas garras.
Debido a que los
restos han sido extraídos dentro de bloques de terreno aún no se pudo establecer
exactamente la especie, pero se tiene alguna idea. Hay que recordar que
las tareas de limpieza en el laboratorio son bastante arduas, especialmente
cuando se trata de material muy frágil como en este caso.
Los trabajos de campo fueron realizados por Mariano
Magnussen, técnico del museo; Carlos Acha; Gerónimo Elguero; Santiago Llorens;
Daniel Boh y estudiantes de la Tecnicatura en Paleontología que se dicta en
nuestra ciudad: Karina Perazzo, Emmanuel Segura, Luciana Villafañe, Mariana
Balcabao, Joaquín Gianola y Mónica Mariscal.