Hace poco tiempo,
se han publicado dos trabajos (entre otros) sobre la identificación de
actividades depredadora en caparazones de los extintos y enormes gliptodontes,
como así también, en armadillos vivientes.
El técnico
Mariano Magnussen, revisando algunas decenas de restos de gliptodontes en las
colecciones paleontológicas del Museo de Ciencias Naturales de Miramar, ha
individualizado en un principio, fósiles de Glyptodon
reticulatus, Glyptodon munizi y Neosclerocalyptus sp, con evidencia de bioerosion
de parásitos (del tipo pulga) por la actividad depredadora de la icnoespecie Cuniculichnus variabilis. Es decir,
estos parásitos generaban galerías y zona de protección de crías, perforando la
piel y la estructura ósea.
Los armadillos
actuales, sufren las mismas patologías, por parte de la hembra de la pulga
perforadora (Tunga perforans). En la
colección de Biodiversidad (Mastozoología) del Museo de Ciencias Naturales de Miramar,
también identificamos estas mismas trazas en especies actuales, como el peludo
pampeano (Chaetophractus
villosus) o la mulita (Dasypus
hybridus).
En una recreación
paleoartistica realizada por Daniel Boh tiempo antes, se observa un Glyptodon reticulatus con un grupo de
aves sobre su coraza. Una imagen muy real, que sucedió en el Pleistoceno,
cuando las aves acicalaban a estos gigantes ya desaparecidos.
Mas adelante les
mostraremos otras bioerosiones detectadas en otros ejemplares.
Podes encontrar
dos interesantes publicaciones en línea que inspiraron observar estos
materiales depositados en las colecciones de nuestro museo.
https://www.sarem.org.ar/wp-content/uploads/2020/04/SAREM_NotasMamSud_1-2020_Ezquiaga.pdf
Mas info en www.museodemiramar.com.ar