La región pampeana argentina, es ampliamente conocida en forma mundial por la diversidad en restos fósiles de vertebrados de fines del Plioceno y Pleistoceno, desde grandes criaturas, y otros tan minúsculos como los de un pequeño roedor.
Si
bien gran parte de la región pampeana los restos fósiles de grandes bestias
como el Megatherium (de 4,4 metros de altura y el peso superior
de un elefante moderno) y pequeños vertebrados como Calomys (una
pequeña laucha) abundan a lo largo de los sedimentos del litoral marítimo
(mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces y otros). Esto se debe a que
característicamente los vertebrados están constituidos por un esqueleto óseo
interno más resistente al tiempo y a otros agentes, compuesto por minerales,
principalmente fosfato cálcico, lo cual favorece la preservación de sus
vestigios en el registro fósil. Otros son tan infrecuentes como los insectos y
los vegetales, al menos, en nuestra región.
Durante
las III Jornadas Regionales del Centro en la ciudad de Olavarría se presentó un
interesante trabajo titulado “Primer registro de
un Tenebrionidae (Arthropoda, Coleoptera) asociado a restos del
cráneo de un Mylodontidae (Mammalia, Xenarthra), en el Pleistoceno
Superior de Punta Hermengo, Miramar, Provincia de Buenos Aires, República
Argentina”, donde se da a conocer el icnofosil de un escarabajo que vivió hace
miles de años.
En algunos casos
excepcionales, se logra identificar moldes de algunas partes de un organismo
invertebrado. Los moldes se forman tiempo después del que el organismo se
incorpore en el sedimento, perdiendo todo contacto con el exterior, cuando las
bacterias y otros organismos del suelo acumulan minerales. Al desintegrarse las
partes orgánicas, y estas paredes revestidas de minerales se rellenan de sedimento
o solamente quedan totalmente huecas, preservando la forma original, e incluso,
detalles muy íntimos de la estructura.
Durante
el Cenozoico, el número de géneros de escarabajos con representantes actuales
fue aumentando paulatinamente. Así, en el ámbar báltico del Eoceno, más de la
mitad de los géneros registrados han sobrevivido hasta la actualidad, y en el
Mioceno la mayoría de los géneros aún tienen representantes vivientes. Los
fósiles del Cuaternario son en su mayoría perfectamente adjudicables a especies
actuales y prácticamente no se conocen extinciones o especiaciones durante este
período, pero sí grandes cambios en la distribución geográfica de muchas
especies en consonancia con los cambios climáticos.
En
diciembre de 2002, se recuperó la mandíbula y parte del cráneo de un Scelidotherium
leptocephalum, un perezoso gigante extinto de unos 3,5 metros de largo
y de una tonelada de peso, por debajo de sedimentos lacustres de la localidad
fosilífera de Punta Hermengo, sobre la zona sur de la ciudad de Miramar,
históricamente conocida por el aporte de material paleontológico de vertebrados
del Pleistoceno medio-superior.
Cuando
el personal del Museo Municipal de Miramar se encontraba en las tareas de
limpieza del cráneo, se retiró un fragmento de sedimento, que al quebrarse
expuso dos moldes negativos de un individuo coleóptero.
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completa en “Un escarabajo
sobreviviendo entre gigantes prehistóricos”. http://www.museodemiramar.com.ar/museodemiramar/naturales/naturales19.htm