En prospecciones paleontológicas, se identificaron en una madriguera prehistóricas del Pleistoceno restos de egagrópilas o regurgitaciones de aves predadoras, que vivieron hace cientos de miles de años.
Estas aves tuvieron la particularidad de tragar entera a sus presas. Poco tiempo después devuelven o regurgitan estos “bolos alimenticios” con aquellas partes que no pudieron ser digeridas, como los pelos, escamas, huesos etc. Pero solo se conservaron localmente en estado fósil las partes más duras, como huesos y dientes. Es un proceso totalmente natural para estos predadores, e incluso, ocurre hoy en día con muchas especies de aves.
Estos materiales son preparados en el Laboratorio Paleontológico del Museo de Ciencias Naturales de Miramar, y se realizaran estudios interdisciplinarios, encabezados por Federico Agnolin, donde además participarán investigadores del Conicet, Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires, Fundación Azara y Universidad Maimonides.
Estos materiales contienen decenas o centenares de restos pertenecientes a distintos mamíferos de tamaño pequeño que vivieron a los pies de gigantes extintos, en un mismo momento y lugar, y están relacionados con especies vivientes, lo que permite realizar interpretaciones paleoecologicas, paleoambientales y paleoclimaticas.