miércoles, 25 de agosto de 2021

Vacaciones de Invierno en Miramar.




 Imágenes de las visitas guiadas grupales y con protocolos sanitarios en el Museo de Ciencias Naturales de Miramar, organizadas en las vacaciones de invierno.

Los carpinchos ya estaban presentes hace unos 3,5 millones de años en la región pampeana.

 




La “carpinchomania” de los últimos días, debido a los reclamos por la “invasión” en nordelta de este simpático roedor, aprovechamos para contarles que, en la localidad bonaerense de Miramar, se han recuperado en varias oportunidades, restos fósiles de estos animales, que atestiguan su remoto reinado.

En la actualidad, el carpincho de la especie Hydrochoerus hydrochaeris, es el roedor más grande del mundo, y pertenece, a la subfamilia Hydrochoeridae, según recientes estudios genéticos. En otros tiempos geológicos estuvo representado por verdaderos gigantes, hasta llegar a la versión que conocemos, y que tanta polémica protagonizaron en los medios de comunicación y redes sociales en los últimos días.

“En el Museo de Ciencias Naturales de Miramar, se exhiben y resguardan en las colecciones científicas, varias piezas de los últimos 3,5 millones de años antes del presente”, sostiene Mariano Magnussen, del laboratorio paleontológico del museo local y Fundación de Historia Natural Félix de Azara.

Se trata de Phugatherium novum, una versión primitiva de los actuales carpinchos o capibaras, pero de tamaño mayor, con una talla comparable a la de un tapir asiático. 

Sus primeros restos corresponden al Mioceno, hace 9 millones de años, hasta el Plioceno, hace 3 millones de años, momento en que se extinguió. “Para entonces, Sudamérica se unía a Norteamérica, provocando el intercambio faunistico entre ambos hemisferios, sumado al cambio de las corrientes marinas y el enfriamiento continental a nivel global. Además, la caída de un asteroide en la zona próxima a Chapadmalal, provoco una lluvia de sedimento fundido en toda la región y grandes incendios, y la explosión de una supernova, habrían influenciado dramáticamente sobre muchos grupos faunísticos autóctonos o primitivos invasores”, argumento enfáticamente Magnussen.

El cráneo de Phugatherium refleja un rostro alargado y estrecho. La longitud del cráneo es la doble a la atribuida al carpincho actual, superando fácilmente los 50 centímetros. Su fémur y humero, guardan la misma relación en su longitud con el género actual, pero el ulna o cubito, radio, tibia, peroné y demás huesos de las patas, son mucho más desarrollados y largos que sus representantes actuales, por lo cual Phugaterium, parecía un carpincho de patas largas, lo que morfológicamente concuerda con mamíferos corredores, y con un peso superior a los 200 kilos, mientras que el carpincho actual, llega a los 65 kilogramos.

Su dentición está conformada por incisivos desarrollados y largos, y una serie molariforme laminada, demostrando gran diferencia entre ejemplares adultos y juveniles, lo que llego a confundir durante décadas a los científicos, conformando, géneros y especies nuevas que terminaron siendo la misma. Su alimentación estaría basada principalmente de vegetales que crecían en las inmediaciones de zonas pantanosas.

No sabemos muy bien cuando apareció el género y especie viviente, pero fue inmediatamente luego de la desaparición del Phugatherium, seguramente en el Pleistoceno temprano, hace unos dos millones de años.

“Además de encontrar restos óseos de la versión más primitiva del Plioceno, hemos recuperado en Miramar, huellas fósiles de un carpincho de 100 mil años antes del presente, llamado Porcellusignum conculcator, en sedimentos próximos al muelle de pescadores de esta localidad balnearia, asociados al Felipeda miramarensis, un diente de sable que también dejo sus rastros en una laguna que hoy en día ya no existe” sostuvo Magnussen.

Si bien, estos animales no tienen la talla de sus antepasados prehistóricos encontrados en varias regiones de Argentina y América, no deja de ser un animal fascinante que invitamos a descubrir y entender. La destrucción de su ambiente natural en los humedales, con el fin de generar zonas de pastoreo para bovinos, el relleno y ocupación para el negocio inmobiliario, provoca el desplazamiento de grandes poblaciones que no pueden encontrar alimento en su propia naturaleza, invadiendo centros urbanos en busca de cualquier planta, las cuales, muchas de ellas no están en su dieta natural provocándoles distintas patologías.

Estas poblaciones de carpinchos han perdido por la destrucción de su hábitat, a sus depredadores naturales, como zorros, pumas, yaguaretés entre otros, un claro ejemplo del delicado equilibrio ecológico que debemos respetar.


Presentación del libro “Los Parodi. Un siglo de protagonismo en la paleontología de vertebrados”.

 






Presentación del libro “Los Parodi. Un siglo de protagonismo en la paleontología de vertebrados”.
 
Un libro con interesantes y claros datos históricos. Corresponde a la autoría del Dr Eduardo Tonni. “Los Parodi”, contribuyeron al conocimiento científico desde principios del siglo XX, vivieron y realizaron numerosos hallazgos en Miramar, y en otras partes de Argentina. Hace unos días tuve la oportunidad de presenciar el adelanto de esta publicación presentada por la Fundación Azara, en un encuentro organizado por el Museo de La Plata. 
 
Lorenzo Parodi, Lorenzo Julio Parodi, Rodolfo Parodi Bustos y Rogelio Oscar Parodi son cuatro nombres que representan a otras tantas personas vinculadas con la paleontología de los vertebrados durante un lapso de poco más de un siglo. Cuatro personas que se relacionaron con la paleontología con modos y éxitos diferentes pero todos impulsados por una misma pasión, la que les fue transmitida directa o indirectamente por los hermanos Ameghino.

viernes, 6 de agosto de 2021

Florentino Ameghino, 110 años de la muerte del gran sabio argentino.

 



Florentino Ameghino fue uno de los grandes paleontólogos y geólogos americanos. Descubrió más de 6.000 especies fósiles. Recorrió Miramar al menos tres veces y estudio varios fósiles hallados en nuestra región por su hermano Carlos. No sólo se dedicó a reconocer, ordenar y sistematizar; si no que acompañó sus observaciones con interpretaciones agudas e ingeniosas que le permitieron elaborar complejas teorías. Particularmente las relativas a la geología y a la paleontología siguen siendo de uso y referencia insoslayable por los científicos e investigadores en la actualidad.  Imagen de “Argentina Restaura”.

Más info de Florentino Ameghino”; www.museodemiramar.com.ar/museodemiramar/naturales/florentino_ameghino.htm

jueves, 5 de agosto de 2021

Tareas de conservación y mantenimiento de material en exhibición.



Tareas de conservación y mantenimiento de material en exhibición de origen marino en el Museo de Ciencias Naturales de Miramar “Punta Hermengo”. De esta manera se perpetua el valor de las exhibiciones. Se mantiene la calidad dela pieza y su valor científico. Se le coloca químicos preservantes y con filtros UV. www.museodemiramar.com.ar/museodemiramar/naturales/zoologia.htm

miércoles, 4 de agosto de 2021

100,000-Year-Old Fossil of Giant Vampire Bat Found in Argentina.

 




Paleontologists in Argentina have found a fossilized jaw of the extinct bat species Desmodus draculae inside an ancient burrow of a giant sloth.

Desmodus draculae is an extinct species of leaf-nosed bat that inhabited Central and South Americas from the Pleistocene epoch until the early Holocene epoch.

First described in 1988, its fossils are known from Argentina, Mexico, Ecuador, Brazil, Venezuela, Belize, and Bolivia.

Desmodus draculae had a wingspan of up to 50 cm (20 inches) and a body mass of 60 g, making it the largest known vampire bat of all time.

It belongs to the subfamily Desmodontinae (vampire bats), which also includes three extinct and three living species.

“The size of Desmodus draculae was larger than that of a computer keyboard and significantly larger than that of its living relatives,” said Dr. Santiago Brizuela, a paleontologist at the Universidad Nacional de Mar del Plata and CONICET.

The food source of Desmodus draculae and other vampire bats is blood, a dietary trait called hematophagy.

“Their name came from the legends of the Transailvania and its creepy Count Dracula,” said Mariano Magnussen, a paleontologist at the Museo de Ciencias Naturales de Miramar.

“In reality, they are peaceful animals that feed on the blood of animals, and sometimes humans, for a few minutes without causing discomfort.”

“The only bad thing is that they can transmit rabies or other diseases if they are infected. Surely their prehistoric representatives had similar behaviors.”

The new fossil of Desmodus draculae is at least 100,000 years old (Late Pleistocene epoch).

It was found at a paleontological site near southeastern Buenos Aires in Argentina.

“The jaw of Desmodus draculae was found inside a cave or burrow 1.2 m (3.9 feet) in diameter attributed to a giant sloth of the family Mylodontidae, such as Scelidotherium,” said Dr. Daniel Tassara, a paleontologist at the Museo Municipal de Ciencias Naturales Pachamama.

“We do not know if this vampire entered the cave to feed, take refuge, or was prey to another animal.”

“Desmodus draculae was the last of the giant flying mammals. It became extinct during the colonial period, around 1820, possibly as a consequence from the Little Ice Age,” the researchers said.

The team’s paper was published in the journal Ameghiniana.

Santiago Brizuela & Daniel A. Tassara. 2021. New Record of the Vampire Desmodus draculae (Chiroptera) from the Late Pleistocene of Argentina. Ameghiniana 58 (2): 169-176; doi: 10.5710/AMGH.30.12.2020.3379